“El pan, el pan para todos los pueblos, y con él lo que tiene forma y sabor de pan repartiremos…”, dice la Oda al pan de Pablo Neruda. Alimento básico por excelencia de la humanidad, el pan ha sido, a lo largo de la historia, símbolo de sustento y comunión. En México, esta realidad se vive con especial intensidad, ya que la panadería y repostería mexicanas se distinguen a nivel mundial por su sorprendente diversidad de sabores y presentaciones.
Salado, dulce, en postres, galletas, tortas, bocadillos y pasteles, el pan no solo es parte esencial de la canasta básica y la dieta diaria de los mexicanos, sino que también refleja la rica herencia culinaria del país. Es más, hasta tenemos un pan exclusivo para honrar a los muertos: el pan de muerto. Sí, los mexicanos somos auténticos “paneros”, sin remedio. Con más de 2,500 tipos de pan y 50 variedades de masa, México rinde culto a este noble alimento.
Según la Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares de México (Canainpa), el consumo per cápita de pan de los mexicanos supera los 33.5 kilogramos anuales. De este total, entre un 70% y 75% corresponde al pan blanco y de caja, mientras que el resto está compuesto por pan dulce, galletas y pasteles. Desde la hogaza tradicional hasta la omnipresente concha, el pan sigue siendo el alma de las mesas mexicanas.
Pan y repostería mexicana: subiendo como levadura
En 2023, la panificación en México alcanzó un valor de 2.26 mil millones de dólares, con proyecciones que estiman una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 4,7% entre 2024 y 2032. Esto llevará el mercado a un valor de 3.42 mil millones de dólares en 2032. Este crecimiento se debe a una demanda constante y a la evolución en las preferencias de los consumidores, quienes ahora buscan productos más saludables y sostenibles.
De acuerdo con el estudio Mercado de Pan en México, Crecimiento, Informe 2024-2032, las siete primeras productoras de pan en el país son Estado de México, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Ciudad de México, Sonora y Michoacán. El documento revela, además, diferencias notables en el consumo y distribución del pan según la región del país. El Valle de México y El Bajío destacan como las zonas con mayor nivel de consumo, favorecidas por la alta densidad de población y la abundancia de opciones en panaderías.
Los principales canales o puntos de venta final del mercado panificador son:
Aunque los supermercados e hipermercados siguen dominando la comercialización y distribución de pan, el comercio electrónico ha comenzado a ganar terreno. La comodidad de comprar en línea, sumada a la posibilidad de acceder a productos gourmet o artesanales, ha logrado que las compras digitales se consoliden como una opción más atractiva entre las generaciones más jóvenes.
5 factores que seguirán expandiendo al mercado
En síntesis, el mercado del pan en México se encuentra en una etapa de crecimiento dinámico, impulsado por la innovación, el cambio en las preferencias de los consumidores y un enfoque cada vez más persistente en la sostenibilidad.
Las empresas clave del sector deben adaptarse rápidamente a estas tendencias si desean mantenerse competitivas en este entorno en constante evolución.
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