Vino latinoamericano: Del viñedo a la copa, labrando su lugar en el mundo
Tinto, blanco, pajizo, teja, violáceo, rubí, espumoso, naranja, rosado, carmesí o ambarino, el vino fluye y alegra nuestros días. Lo hace sin conocer fronteras, en un abanico de colores, aromas y sabores. Fluye, bien dijo Borges, “a lo largo de las generaciones / como el río del tiempo y en el arduo camino / nos prodiga su música, su fuego y sus leones”.
Pero, sonetos aparte, en términos económico-comerciales, ¿cómo fluyó el negocio del vino durante el último año? ¿Y qué papel juegan los países productores de Latinoamérica en el mercado global?
Aclaremos: 2023 fue un año desafiante para la industria vinícola mundial. La producción se situó en 237 millones de hectolitros (mhl), un 9.6% menos que en 2022, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Esta baja estuvo impulsada por el cambio climático y factores económicos. Los costos de producción y distribución, además, aumentaron debido a la inflación global y las tensiones geopolíticas, lo que elevó los precios y debilitó la demanda. Algunos mercados, sin embargo, como el estadounidense, el latinoamericano y el europeo, muestran signos alentadores.
¿Y qué tan valiosa es la industria del vino en el mundo? En 2023, el valor de las exportaciones alcanzó 38 mil millones de dólares, aproximadamente, el segundo más alto jamás registrado, impulsado por un precio promedio de 3.84 dólares por litro, un 2% más que en 2022. El vino embotellado, que representó el 53% del volumen y el 67% del valor de las exportaciones, aumentó un 3%, alcanzando 5 dólares por litro. El vino espumoso también incrementó su valor un 1%, logrando un precio promedio de 8.70 dólares por litro, un 4% más que el año anterior.
Producción, exportación y consumo de vino en Latinoamérica
A pesar de los desafíos globales, Latinoamérica ha mantenido su relevancia entre las grandes potencias vinícolas (España, Francia, Italia, Estados Unidos, Alemania). Chile y Argentina siguen siendo los principales productores de la región. En 2023, Chile alcanzó una producción de 11 millones de hectolitros (mhl) y exportó 6.8 mhl, con un valor de 1.4 mil millones de dólares en ventas internacionales. Argentina, por su parte, produjo 8.8 mhl en 2023, de los cuales exportó 2 mhl, generando un valor de 600 millones de dólares.
Mención aparte merece Brasil, que registró un crecimiento del doble dígito en su producción de vino: ¡12.1%, para lograr 3.6 mhl! Esta cifra es 31.4% mayor en relación al promedio de los últimos cinco años, consolidando su posición como un actor emergente en el sector vinícola. Sí, el vino fluye con fuerza en Latinoamérica.
Un parámetro para medir el buen momento de la industria vínica en la región es el consumo per cápita de esta bebida. En Argentina, el consumo promedio por persona es de 24 litros anuales, lo que convierte a la nación rioplatense en el mayor consumidor en la región. Este nivel de consumo refleja la arraigada tradición vinícola de Argentina, donde el vino forma parte integral de la cultura y la gastronomía. Chile, por su parte, tiene un consumo per cápita de 17 litros al año, una cifra que también demuestra la importancia del vino en la dieta diaria de los chilenos. Brasil, un país de grandes dimensiones, aún tiene un consumo per cápita bajo, con aproximadamente 2 litros por persona al año.
La industria vinícola en México también crece
Aunque la producción de vino en México no se acerca a la de los países del cono sur, el mercado nacional ha mostrado un crecimiento sostenido y prometedor. Baja California sigue siendo el epicentro del vino mexicano, pero nuevas regiones como Coahuila y Guanajuato han comenzado a destacar, impulsadas por el turismo enológico y la creciente demanda de vinos gourmet.
El país azteca, además, ha sido testigo de un cambio cultural significativo en relación al consumo de vino. En 2003, el consumo promedio per cápita era de apenas 225 mililitros; sin embargo, en 2023 este número se quintuplicó hasta llegar a alcanzar 1.3 mililitros por persona. Las nuevas generaciones de (millennials, principalmente) impulsan el consumo interno, optando por vinos blancos, rosados y espumosos, en lugar de las bebidas tradicionales como la cerveza o el tequila.
Las vinícolas mexicanas también han ganado notoriedad internacional, con más de 1,500 premios internacionales obtenidos en 2023. Asimismo, la adopción de prácticas sostenibles en varias bodegas refuerza la tendencia hacia la producción ecológica y biodinámica, una ventaja competitiva en el mercado global.
Un futuro alentador
A pesar de los desafíos globales, la industria vínica en Latinoamérica vive una de sus mejores épocas. Las proyecciones indican que el mercado logrará situarse en 26.3 mil millones de dólares en 2024. Con una tasa de crecimiento anual del 6.71%, se proyecta llegar a 36.39 mil millones en 2029. Esta expansión estará impulsada por el fortalecimiento de las exportaciones y un mercado interno cada vez más dinámico, con consumidores jóvenes que apuestan por vinos locales de calidad. Países como México y Brasil seguirán aumentando la producción y superficie de sus viñedos, al tiempo de consolidar su consumo interno, mientras que Argentina y Chile seguirán siendo dos grandes referentes globales en producción y exportaciones de vino. Con productores cada vez más orientados a la calidad, un aumento del consumo interno y la consolidación de bodegas, marcas y etiquetas en la región, el vino latinoamericano seguirá fluyendo y conquistando paladares en el mundo.
Fuentes:
● OIV – State of the World Vine and Wine Sector in 2023, 9 de abril de 2024.
Disponible en:
● Latin America Wine Market Size, Share, Growth (2024-2029), 2024.
Disponible en: https://www.marketdataforecast.com/market-reports/latin-america-wine-market
● Mexican Wine Industry Growth and Trends, 2023.
Disponible en: https://mexicobusiness.news/agribusiness/news/mexican-wine-industry-gr owth-and-trends